
La casa había permanecido en silencio durante años, como si estuviera esperando a que alguien se acercara lo suficiente para despertar el maleficio que había sido lanzado sobre ella. Y cuando Emma se mudó, la casa supo que había encontrado su presa perfecta.
Emma había llegado a la casa buscando un hogar, pero lo que encontró fue una pesadilla. La casa estaba construida sobre un antiguo cementerio indígena, y las almas de los antiguos habitantes nunca habían encontrado la paz. Emma comenzó a sentir la presencia inquietante que los rodeaba, y su mente empezó a jugarle malas pasadas. Escuchaba voces susurrantes en su cabeza, y sentía el aliento helado de algo que la seguía a todas partes.
Plaga: La Ciudad Abandonada
Desesperada por descubrir qué estaba pasando, Emma comenzó a investigar la historia de la casa. Y lo que descubrió la hizo temblar hasta los huesos. La ciudad en la que vivía había sido puesta en cuarentena debido a una enfermedad mortal, y muchos de los habitantes habían sobrevivido al virus y ahora eran portadores. Emma comenzó a sentir los síntomas, y supo que su única esperanza de sobrevivir era encontrar una cura en el corazón de la ciudad abandonada.
Pero la ciudad estaba llena de trampas y peligros. Emma se adentró en el corazón de las sombras, sabiendo que cada paso la acercaba más a su propia muerte. Los edificios vacíos y oscuros parecían susurrarle a medida que avanzaba, y las calles estaban llenas de sombras que se movían a su alrededor. Pero Emma no se detuvo, porque sabía que si no encontraba la cura, moriría.
Reflejo: La Presencia Oscura
Finalmente, Emma encontró lo que buscaba, pero cuando regresó a su casa, se encontró con algo aún más aterrador. En el espejo del baño, vio una figura oscura detrás de ella, reflejada en el vidrio. Se giró para enfrentarla, pero no había nadie allí. Aterrorizada, Emma corrió a la sala de estar, donde encontró una nota que decía: "Te dije que te alejaras de esta casa, pero no quisiste escuchar. Ahora estás condenada a ser la última habitante de esta casa maldita".
La presencia en la casa se hizo cada vez más fuerte, y Emma comenzó a sentir como si estuviera siendo observada constantemente. Los objetos se movían solos, y las luces parpadeaban como si fueran a explotar. Y entonces, llegó la plaga. Emma estaba atrapada en la casa encantada, infectada por una enfermedad mortal que se había propagado por la ciudad. Sabía que su destino estaba sellado, pero aún así luchó, tratando de encontrar una forma de escapar.
Pero entonces, Emma se dio cuenta demasiado tarde de que había cometido un grave error al mudarse a la casa encantada. Ahora, estaba atrapada en una prisión de la que no había escapatoria, y su única compañía sería la oscuridad y el demonio que la había atrapado allí. La casa había encontrado a su presa perfecta, y no la dejaría ir fácilmente.